Psalms 95

Advenimiento y alabanza del divino Rey

1
1. El nuevo Salterio Romano resume así el contenido de este Salmo: ‘El salmista contempla en su mente al Señor viniendo al fin de los tiempos para constituir el reino mesiánico (13). I. Exhorta a todos a que alaben a este gran rey (1-3); II. Porque este es el solo Dios, lleno de majestad, poder y esplendor (4-6); III. A Él tributen alabanza todos los pueblos, ofrézcanle sacrificios, préstenle adoración, porque Él mismo ha empezado a reinar (7-10); IV. También la naturaleza llénese de exultación porque Dios viene a gobernar la tierra (11-13).’ Salmo de origen davídico, pues figura como tal en I Paralipómenos 16, 23-33, no puede tener relación directa con el cautiverio de Babilonia, aunque quizá fuese adaptado al culto del segundo Templo después del cautiverio babilónico, sin perjuicio de su carácter profético que contempla la plenitud del reino mesiánico. Como los Salmos 96-98, presenta a Israel en un estado de libertad y santidad que no tuvieron al volver de Babilonia las tribus de Judá y Benjamín (Salmo 84, 1 y nota; Esdras 4, 1; capítulos 9 y 10; Nehemías 9, 36; capítulo 13; Isaías 59, 21; Hebreos 8, 8-11; Ezequiel capítulos 40-48). Cántico nuevo (cf. Isaías 42, 10; Salmo 32, 3): “Los cánticos antiguos no son ya suficientes para celebrar esta nueva e inaudita manifestación de Dios como rey de toda la tierra” (Salterio Romano). De ahí el carácter solemne de la introducción, igual a la del Salmo 97 y extensiva a toda la tierra.
Cantad a Yahvé un cántico nuevo,
cantad a Yahvé, tierras todas.
2Cantad a Yahvé, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su salvación.
3
3. Aquí y en los versículos 7 ss. vemos la misión apostólica de Israel entre las naciones. Cf. Salmo 64, 2; 65, 8; 66, 3 ss.; 101, 16 s.; 125, 2; Isaías 54, 15; 55, 5; 60, 3; Ezequiel 36, 23; Miqueas 5, 7; etc.
Pregonad su gloria entre los gentiles;
sus maravillas entre los pueblos todos.
4Porque grande es Yahvé
y digno de suma alabanza,
temible, más que todos los dioses.
5Pues todos los dioses de los gentiles son ficción
en tanto que Yahvé hizo los cielos.
6
6. Sobre esta gloria y belleza, cf. Salmo 44, 3 ss.; 64, 7; Marcos 13, 26; Lucas 9, 26-32.
Majestad y belleza le preceden;
en su santa morada están el poder y la gloria.
7Reconoced a Yahvé,
oh razas de los pueblos,
reconoced a Yahvé la gloria y el poder.
8
8 ss. Los pueblos gentiles acudirán para rendir culto al Dios de Israel. Cf. versículo 3; Salmo 46, 10 y notas. Profecías semejantes se hallan en Isaías 2, 2 ss.; 42, 7 ss.; 60, 6, etc.
Reconoced a Yahvé
la gloria de su Nombre.
Traedle oblaciones y venid a sus atrios.
9
9. Véase Salmo 96, 4; Marcos 13, 22.
Adorad a Yahvé en sacro esplendor,
oh tierra toda, tiembla ante ÉL
10
10. Anunciad, etc.: Este versículo ha sido aplicado por la Liturgia en el Aleluya de las misas del viernes de Pascua y de la Invención de la Santa Cruz (3 de mayo), añadiéndole: reinará sobre el madero, como lo hace también el himno Vexilla Regis de Venancio Fortunato, que atribuye a David la frase, “regnavit a ligno Deus”; por su parte el nuevo Salterio Romano anota: “Reina el Señor (cf. Salmo 92, 1): da firmeza al universo y gobierna a los hombres con justicia.” Véase Salmos 71, 2; 109, 5, etc. Comentando este Salmo en su autorizada edición reciente, el P. Callan se pregunta cuál es la situación que hoy hallamos en el mundo, y si hay algo sobre la tierra que corresponda al cuadro pintado en el Salmo, ya que ‘ante todo debe notarse que el salmista no estaba soñando ni exagerando cuando escribió este poema, sino hablando como mensajero de Dios y declarando realidades por venir’. Después de señalar que las multitudes están lejos de conocer a Cristo, se pregunta si alguna vez será diferente la situación, y concluye que tal renovación parece seguramente remota, pero aun cuando ‘poco se ve que dé esperanza de semejante cambio, él debe finalmente llegar si es conforme al plan divino que la visión del salmista se verifique en esta parte temporal de la era mesiánica’. Y añade ese mismo autor, que entretanto cada uno puede, mediante la imitación de la vida de nuestro Señor Jesucristo, ‘apresurar la venida de ese tiempo bendito en que hombres y naciones, tierra y mar y toda la naturaleza vivirán y se alegrarán en paz y armonía, unidos en un cántico nuevo universal y sin fin, de amor y fraternidad’.
Anunciad a las naciones: “Reina Yahvé;
Él ha dado estabilidad al orbe,
para que no vacile;
rige a los pueblos con justicia.”
11
11 ss. En el tiempo mesiánico ¿cómo no daría señales de alegría la naturaleza inanimada, que participa también de la salvación? Cf. Romanos 8, 22; Salmo 71, 3 y notas. Viene para gobernar la tierra”, etc. (versículo 13): ‘A restablecer la justicia y a implantar en el mundo la felicidad de la era mesiánica’ (Páramo). El Santo Padre Pío XII ha citado este Salmo al decir que después de las tribulaciones que en la actualidad sufre la Iglesia, llegará la hora, de santo regocijo, en que el Padre celestial, por medios desconocidos por las mentes o los deseos de los hombres, restaurará la justicia, la calma y la paz entre las naciones. Cf. Salmo 97, 9.
Alégrense los cielos,
y regocíjese la tierra;
retumbe el mar y cuanto lo llena;
12salte de júbilo el campo
con todo lo que hay en él.
Rebosarán entonces de exultación
todos los árboles de la selva,
13ante la presencia de Yahvé,
porque viene,
porque viene para gobernar la tierra.
Gobernará la redondez de la tierra
con justicia,
y a los pueblos con su fidelidad.
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